viernes, 11 de febrero de 2011

De Frente Mar

EL DIARIO
La Paz, 15 de octubre de 1933

DE FRENTE MAR


Dedicado a su hijo cadete Alfredo Loza


Aún resuenan los postreros ecos de la generala entonada en julio de 1932, en todos los confines de Bolivia. El llamado de la patria para defender su dignidad, aún repercute en las concavidades pectorales de todos los ciudadanos.

       Las últimas notas de la clarinada aún no se han extinguido, ni se extinguirán, mientras haya en cada brazo un arma y en todo boliviano un corazón. Porque no podrán quedar impunes, los soeces insultos que la audacia paraguaya ha inferido a nuestra bandera; porque los derechos de nuestra soberanía en el Chaco han sido desconocidos.

Hay más, allí derramándose sangre boliviana a torrentes para imponer respeto a esa sacrosanta bandera; para reivindicar ese hollado dominio territorial. En esa tarea máxima atribuida a los hombres y ciudadanos, te ha tocado el turno de empuñar una espada o manejar un fusil.

       En el evento resultamos los padres con menos derechos que la patria, de la que somos apenas partículas atómicas. Exactamente como me enseñaron tus abuelos, quiero poner ante tus ojos y ante tu conciencia los nuevos deberes que contraes con Bolivia.

       Por ahora, tu primordial deber es obedecer; mañana probablemente te corresponderá mandar. Soldado o jefe, tu obligación es defender nuestra bandera con todo tu vigor físico; más todavía: con toda tu alma y todo tu corazón.

El apego a la vida es el instinto animal; tú sabes pensar y reflexionar; tú sabes sentir y amar. Por consiguiente, tú sabrás morir defendiendo la gloria de tu bandera y la dignidad de tu Patria,  que es la de tus mayores y posiblemente la de tus hijos. Si mueres será con honra. Si vives, que sea con gloria. Pare eso eres boliviano



Disciplinado y obediente, con tus superiores, se bondadoso y amigo con tus camaradas e inferiores. Unos y otras son compatriotas, todos son hijos de madres bolivianas.

Si vencido, conserva en todos los trances incólume tu dignidad de hombre y tu altivez de boliviano. Se vencedor, se compasivo y humanitario con el enemigo. El soldado valeroso, no puede, no debe ser cruel; la hidalguía proviene de la nobleza del corazón. Los que manchan su espada con la sangre o la humillación del caído son tan cobardes como el que elude o esquiva la lucha.

Nos separará la muerte, pero el recuerdo no. Mi cariño y mi bendición te seguirán, te acompañarán como la sombra al cuerpo.

Que Dios y la Patria te guarden y te guíen.

Ahora y siempre: De Frente Mar.


                           León M. Loza